Cuando empiezas a plantearte los retos que supone la gestión de la basura y sus diferentes tipos, hay una pregunta que antes o después saltará en tu mente ¿adónde van toda los basura tecnológica que generamos?

Tengas la edad que tengas, un buen número de aparatos electrónicos habrán pasado ya por tus manos por diversos motivos: obsolescencia, avería, pérdida… por lo que habrás generado suficientes residuos como para preguntarte un día donde habrán acabado.

Vamos a resolver este misterio hoy:

¿Qué es la basura tecnológica?

Antes de ver qué es lo que ocurre con ella, lo primero que deberíamos hacer es definir qué se conoce como basura tecnológica.

La basura tecnológica es un tipo de desechos formados por dispositivos eléctricos o electrónicos desechados. Aquellos desechos electrónicos que posteriormente son usados para la restauración, reventa o reciclaje mediante la recuperación o eliminación de materiales también se consideran basura tecnológica.

Además de su denominación, existe una categorización de la basura tecnológica:

  • Aparatos de intercambio de temperatura
  • Monitores, pantallas y dispositivos con paneles superiores a 100 cm²
  • Lámparas
  • Equipos de informática y telecomunicaciones pequeños 
  • Grandes aparatos
  • Pequeños aparatos
  • Paneles fotovoltaicos grandes

¿Por qué es tan peligrosa y dañina para el mediambiente?

Más allá del plástico que lo recubre, la basura tecnológica está fabricada con metales y otros elementos químicos tóxicos que terminan en vertederos o en el medio natural y se acaban rompiendo o degradando, liberando metales tóxicos que se filtran en la tierra y el agua, contaminando el suelo y todos los seres vivos a su paso, que además de afectar al ecosistema, acaban introduciéndose en la cadena trófica y la acabamos ingiriendo.

La ingesta de este tipo de sustancias puede tener consecuencias muy graves para el organismo o incluso causar la muerte.

¿Existen acuerdos globales sobre la basura tecnológica?

El incremento de basura tecnológica año a año lo ha hecho un problema que no se puede ignorar, por lo que ha generado convenios y acuerdos para regular estos desechos.

La Convención de Basilea es el tratado mediambiental que se ocupa del control de los movimientos internacionales de los desechos peligrosos y su eliminación de manera multilateral.

Este convenio obliga a los miembres que la reconocen a asegurar que los desechos peligrosos se gestionen y eliminen de manera ambientalmente racional; también, se establece que los miembros deben minimizar las cantidades que atraviesan las fronteras, buscando tratar y eliminar los desechos cerca del lugar en el que se generaron, minimizando la generación de desechos en origen y aplicando controles estrictos desde la generación de un desecho peligroso hasta su almacenamiento, transporte, tratamiento, reutilización, reciclado, recuperación o eliminación final.

¿Adónde va la basura tecnológica?

Sin embargo, los últimos estudios señalan que hasta un 90% de los residuos electrónicos se gestionan de manera ilícita y acaban en países en vías de desarrollo, siendo África y Asia los principales destinos.

Vayamos al objetivo de este post ¿dónde acaba la basura tecnológica una vez la desechamos?

Cuando un aparato tecnológico deja de funcionar, pueden ocurrir varias cosas:

Descampados o vertederos ilegales

Dado que no están controlados, estos desperdicios no se acaban reciclando y acaba contaminando la zona, creando un problema incremental.

Enviarlo a un vertedero controlado puede no ser tampoco la solución, ya que aunque mucha basura se consigue recuperar, la mayoría queda sepultada bajo montañas de desechos, degradándose y filtrando las sustancias tóxicas a la tierra y el agua. Otra práctica muy irresponsable es la quema de residuos, que extienden estos compuestos por el aire a través del humo y los gases.

La mejor elección sería llevarlo a un punto limpio, donde lo reciclarán lo mejor posible.

China o países del Tercer Mundo

El Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente reconoce que el 80% de la basura tecnológica termina en vertederos de China o África, a través de la venta para generar beneficios con el reciclaje, segunda mano, los respuestos o la extracción de metales preciosos.

El mayor vertedero tecnológico se encuentra en la ciudad de Guiyu, en China, cuya población se dedica a procesar la basura tecnológica, desmantelándola para obtener metales valiosos.

Esto genera graves problemas que hacen esa zona poco recomendable para vivir, los niveles de plomo y cobre son 300 veces más alto que la media en otras ciudades cercanas, el agua no es potable y sus ríos están biológicamente muertos.

Otro de los vertederos más grandes está situado en Agbogbloshie (Ghana), donde la concentración de metales pesados en la zona es mil veces mayor que la media. También, su práctica de quemar los plásticos genera un humo tóxico que se extiende cientos de kilómetros. (Si quieres saber más sobre el plástico, echa un ojo a nuestro post ¿Qué es el plástico?)

Plantas de reciclaje

Los dispositivos electrónicos que se llevan a un punto limpio o en contenedores específicos, acaban en plantas de reciclaje. Pero, como hemos visto, eso supone el 10% de toda la tecnología que se tira, el 90% restante acaba en vertederos o en el Tercer Mundo.

En las plantas de reciclaje se intenta recuperar piezas y materiales para su reutilización. Si no se puede, se busca eliminar o minimizar el efecto de sus componentes tóxicos.

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