Se estima que cada año acaban en el mar entre ocho y diez toneladas de plástico de todos los tipos. Si hacemos memoria, ver basura plástica en las playas y ríos que frecuentamos en nuestro día a día es algo que está, por desgracia, bastante normalizado.
Y ahora bien, ¿cómo ocurre esto? ¿por qué hacemos tanto hincapié en la amenaza que supone el plástico para los océanos y ríos?
¿Cómo acaba el plástico en el mar, entonces?
Principalmente, porque la mayor parte de los residuos que acaban en el agua tienen su origen a los residuos terrestres, independientemente de si están cerca o no de zonas marinas o ríos.
Una vez que la basura se deposita en el terreno, los distintos fenómenos meteorológicos (viento, lluvia…) y el propio movimiento al que está expuesto cualquier objeto en la superficie (empuje con coches, animales, humanos…) generan que esta basura antes o después acabe entrando en una alcantarilla, pozo, embalse o ya, de manera última, río o mar, que explica cómo tanto residuo acaba en estas zonas, a pesar de que el vertido directo no es algo usual de ver.
Una vez allí, los movimientos y corrientes llevan estos residuos a otras zonas, lo que explica cómo un residuo que entró en una costa puede acabar en un punto completamente distinto de la Tierra.
Ya hay grandes proyectos, como Upcycling The Oceans o The Ocean CleanUp que buscan trabajar de la mano con gente que conoce y trabaja en los mares para limpiar los océanos entre todos, con modelos que buscan limpiar, recuperar y dar una nueva vida a los residuos, convirtiéndolo en objetos de uso diario y larga vida útil.
¿Qué podemos hacer para evitar que los plásticos acaben en el mar?
La solución integral del problema tiene una escala global que es, para la mayoría, inalcanzable, pero hay ciertas prácticas que podemos llevar a cabo:
- Reducir nuestro uso de plástico, principalmente los de un sólo uso
- Reciclar adecuadamente todos nuestros residuos, evitando que ninguno acabe en la naturaleza. Echa una ojo a nuestro post de por qué es importante reciclar plástico.
- Hacer recogidas de manera individual o en iniciativa colectivas en zonas afectadas por una gran cantidad de residuos, evitando que acaben en la naturaleza. También, ponte como objetivo recoger cualquier residuos que veas en paseos matutinos.